¿Cómo usar los recursos digitales de las instituciones universitarias?

Las instituciones de Educación Superior destinan un importante porcentaje de sus presupuestos para que sus comunidades tengan acceso a los paquetes de bases de datos que contienen artículos académicos digitalizados y otros recursos útiles para el aprendizaje y la investigación. Sin embargo, no todos los miembros de la comunidad universitaria tienen conocimiento de que sus instituciones les ofrecen estos recursos, por lo que aquí te explicamos cómo puedes tener acceso a este tipo de materiales.

Es necesario pertenecer oficialmente a la institución en cuestión, es decir, ser estudiante o académico para tener derecho a contar con un usuario y así poder acceder a los recursos digitales.

Es importante que conozcas la forma en la que están organizados los recursos de tu institución para que puedas realizar búsquedas centradas en el área de conocimiento de tu interés: Humanidades y Artes, Ciencias Sociales, etc.

Una vez que has localizado el área de conocimiento, encontrarás distintas bases de datos sobre las cuales se ofrecerá un descripción corta que te permitirá saber si en ella se encuentra la información que necesitas consultar. Algunas bases de datos contienen artículos académicos que han sido publicados en distintas revistas, otras contienen réplicas digitales de obras impresas antiguas o pinturas digitalizadas.

Todos estos recursos te serán de utilidad, pero es importante que conozcas las condiciones de uso de estos materiales: ¿Para qué puedo utilizar los recursos digitales? ¿Puedo distribuir la imágenes de textos o de pinturas? En general, esta información la encontrarás dentro del portal de tu institución: no olvides revisarla.

La búsqueda de estos materiales y su lectura contribuyen a que amplíes la consulta de textos académicos, pero suele haber confusión acerca de cómo citar estos trabajos. Con frecuencia se confunden las bases de datos con editoriales, de manera que el usuario debe identificar claramente el lugar en el que los textos han sido publicados.

Para aclarar este punto, te diremos que, por ejemplo Jstor es un repositorio, una especie de hemeroteca digital que cuenta con un amplio número de revistas académicas, por lo que es necesario revisar los datos de la publicación original, es decir, el nombre, el número y el año de la publicación de la revista en papel, así como las páginas correspondientes al artículo consultado.

Te dejamos aquí un ejemplo de cómo citar un artículo procedente de este tipo de bases de datos (Jstor). En la imagen se observa el registro del texto que seleccioné dentro de los resultados de la búsqueda:


Una vez que hago clic en el título del artículo, se despliega una nueva pantalla: en el margen izquierdo me aparecen los datos de la publicación y en el resto de la pantalla se visualiza el texto:

Si observas la imagen, verás que aparece la leyenda «Cite this item». Al hacer clic ahí, te aparecerán distintas opciones de estilo de citación. Como verás, en ningún lugar aparece Jstor porque no es una editorial. Por tanto, la referencia bibliográfica de este texto es:

Nemesio González Caminero, «La Filosofía Mexicana de la liberación según Leopoldo Zea», en Revista Portuguesa de Filosofía, t. 41, Facs. 2/3, 1985, pp. 161-180.

En este mismo sitio, eLaboraHD te ofrece una lección para utilizar la Biblioteca Digital de la UNAM.

¿Cómo utilizar la biblioteca digital de la UNAM?

La Dirección General de Bibliotecas de la UNAM ofrece en su portal una Biblioteca Digital (BIDIUNAM) que puede ser consultada por la comunidad universitaria. Este pequeño tutorial te enseña cómo utilizar estos recursos digitales para llevar a cabo tus actividades académicas. Es necesario contar con un usuario y una contraseña, si no cuentas con ello, debes solicitarlos y esto se hace en la misma página.

Ten a la mano tu número de cuenta o de académico.

Casi de forma inmediata recibirás las credenciales necesarias para iniciar la búsqueda.

¡Accede entonces a BIDIUNAM!

Aparecen las área de conocimiento de las cuales existen bases de datos que contienen recursos digitales para el trabajo académico. Si haces clic en la sección Humanidades y Artes, aparecerán -a la fecha de la consulta realizada… ¡hoy pueden ser más!- 68 distintas bases de datos. Cada una cuenta con una descripción corta, y en la opción Leer más se pueden encontrar datos precisos, como el número de artículos o el tipo de material que se encuentra en ella.

ARTstor, por ejemplo, «es una biblioteca digital que pone a disposición de los usuarios más de 1.3 millones de imágenes de las artes, arquitectura, humanidades y ciencias…»

La base de datos tiene una caja para búsqueda general, pero tiene la opción de búsqueda avanzada que permite filtrar el proceso por palabras clave, temáticas, tipo de colección, lugar y periodos cronológicos.

Una vez que se tienen los resultados de la búsqueda, basta con hacer clic en el objeto digital deseado.

La imagen se ampliará y podrá ser apreciada a detalle, además cuenta opciones para añadirla a una colección propia, descargar la imagen, pero también cuenta con la referencia completa para su citación (APA, LMA o Chicago), así como de una vista previa y la opción de copiar la URL permanente. El objeto cuenta también con una ficha técnica que describe la imagen y su contenido.

Recuerda que las bases de datos no son editoriales, sino repositorios con contenidos digitalizados o digitales, por lo que deben ser citadas como corresponde.

Nota: Si tienes algún problema, BIDIUNAM cuenta con un chat de ayuda en la página principal.

¿Cómo hacer o utilizar mapas?

Los estudios humanísticos, cualesquiera que sean las disciplinas o campos que las acojan, requieren de visualizaciones de sus resultados de investigación. Los mapas son elementos visuales que tienen distintas funciones: identificar una región, ubicar puntos específicos en los que sucedieron hechos, mostrar conexiones entre esos puntos, etc. Así, el mapa es una forma de texto en el que se ofrecen datos pero también interpretaciones, resultado de un proceso de investigación.

La herramienta digital que se utilice para desarrollar mapas, dependerá de la complejidad de éstos. Si queremos localizar puntos en el espacio, sólo debemos intervenir un mapa, ya sea histórico o actual, que cuente con una licencia que permita derivar una imagen. Para el caso del mapa histórico, se requiere consultar colecciones digitales que permitan obtener una copia de la réplica digital. También es posible utilizar mapas-base en los que pueden incluirse datos específicos. Es importante aclarar que se trata de una visualización de datos, y en ningún caso de un Sistema de Información Geográfica (SIG, o GIS por sus siglas en inglés).

Un Sistema de Información Geográfica ofrece un conjunto de herramientas que permiten interrelacionar o vincular datos e información de diversas procedencias y muy distintos tipos, valorizarlas y representarlas espacialmente sobre una base dada. A imagen de un Sistema de Gestión de Bases de Datos, los datos -listados, tablas…- no constituyen sino la base de datos que se suministra al sistema. Aplicaciones comunes como Microsoft Access, BaseX o LibreOffice Base son ejemplos de estos sistemas, que necesitan de una entrada de datos que organizar. Pueden generarse con estas aplicaciones informes, consultas y, en algunos casos, gráficas que, no siendo iguales a la información introducida al sistema, la expresan de manera que resulte más útil al usuario. Son, por tanto, visualizaciones, textuales o gráficas, de la base de datos propiamente dicha. Del mismo modo, un SIG no es un mapa: el mapa resulta ser en un SIG el producto visual de la representación de la información contenida. Un SIG no es sino un Sistema Gestor de Bases de Datos con una sola salida visual: un mapa.

Muy a menudo se confunde, por desconocimiento o simplificación, el objeto digital con la aplicación que permite trabajar con él. Decimos «entrégame un Word», cuando es el nombre de la aplicación, o «pásamelo en docx», cuando esa es la extensión que responde a una aplicación. Lo hacemos porque no queremos decir «entrégame el texto en un archivo creado en un procesador de textos» concreto. Del mismo modo, identificamos base de datos con Sistema Gestor de Bases de Datos, y mapa con Sistema de Información Geográfica. Y no son la misma cosa.

Por ejemplo, HGIS de las Indias es una aplicación web que cuenta, en sus propias palabras, con una base de datos de mapas y datos económicos, demográficos e incluso de centros educativos de la América colonial (1700-1808), pero no es propiamente un SIG: si bien los datos introducidos en su base de datos están geolocalizados, es decir, son asociados a unas coordenadas concretas del globo terráqueo, no están interrelacionados. Sencillamente se trata de tomar un mapa y dibujar puntos en él, una actividad actualmente conocida como mapeo que no implica en ningún caso las posibilidades que ofrece un Sistema de Información Geográfica. No obstante, la aplicación puede ser útil si se estudia el siglo XVIII y se requiere de los datos o de mapas que ya están cargados, ya que la visualización consiste en una salida cartográfica. Su página cuenta con dos tutoriales para conocerla, y en el caso de mapas actuales, basta con utilizar mapas en línea, como Google Maps, que incluso ofrece distintas opciones de visualización: imagen satelital, street view, etc.

Una de las aplicaciones para visualizar puntos o rutas en el espacio de forma sencilla, enlazadas siguiendo o no una narrativa concreta, es StoryMap Js del Knight Lab, que además permite incluir información que se encuentra en otros sitios web. Es posible acceder con una cuenta específica para la aplicación pero también se puede acceder con una cuenta Google.

Para crear un mapa sólo hay que dar clic en Make a StoryMap

Debes dar clic a New

Asigna un título al mapa y haces clic en Create

Aparecera la plantilla con un mapa, en opciones puedes elegir el tipo de mapa y modificar algunas características

Das clic en Add Slide: en el mapa aparecerá una ventana de búsqueda, donde escribes el lugar que quieres localizar, puede ser una ciudad pero también un espacio de menor escala, incluso un edificio.

Aparecerán dos secciones: del lado izquierdo pueden introducirse elementos multimedia, ya sea desde una URL o desde el dispositivo (imágenes, videos, etcétera). Es importante incluir la información de los créditos del objeto digital y verificar que éste puede utilizarse. Del lado derecho se debe encabezar el texto que puede ser una descripción de la ciudad, lugar o edificio localizado en el mapa.

Es posible hacer todos los Slides que se requieran y cuando se visualicen aparecerán como un recorrido, que también puede ser una cronología en la que se indiquen los lugares donde sucedieron hechos específicos. El mapa puede compartirse y es importante describir su contenido.

Esta es una plataforma que puede ser utilizada para presentaciones y su única condición es contar con una cuenta. Es importante decir que sólo puede visualizarse en línea. Knight Lab ofrece otras herramientas sencillas para crear líneas del tiempo (Timeline), comparaciones de lugares (Juxtapose), etc. también con opción a multimedia.

Escrita en JavaScript, como puede comprobarse, tampoco se trata de un Sistema de Información Geográfica -algo que, por otra parte, no pretende ser…-, sino de una aplicación para la narrativa espacial y temporal. Existen multitud de aplicaciones que, sin tratarse de SIGs, sin atiborrarnos de herramientas y sobrecargar nuestros ecosistemas digitales -y nuestras mentes-, nos permiten trabajar con mapas y representar de forma sencilla nuestra información espacialmente.

La importancia del vocabulario computacional

La popularidad de los dispositivos digitales y de Internet ha generado cierta familiaridad con el vocabulario computacional, pero esta aproximación y convivencia cotidiana con el mundo digital hace que adoptemos términos que en realidad no son claros: hackeo, programa, aplicación, etc. son vocablos que utilizamos pero no siempre de forma adecuada. En el caso de los humanistas, la incorporación de este vocabulario tampoco se ha dado de forma sistemática y ha generado no pocas confusiones o ideas erróneas sobre lo que significan las palabras en el ámbito computacional.

De la misma manera que las disciplinas cuentan con un lenguaje específico y con una serie de conceptos básicos, las ciencias computacionales han desarrollado un vocabulario que debe conocerse de la forma más clara posible, sobre todo, hoy que todos estamos conectados de una u otra manera. La ya de por sí compleja polisemia de los vocablos y la poca importancia que, en general, los estudios humanísticos han dado a disciplinas técnicas como las ciencias computacionales, ha llevado a que en momentos críticos como los que vivimos en plena pandemia, los humanistas necesitemos de cursos, talleres y ayuda en general para resolver nuestra labor en un momento de plena digitalización.

Sin embargo, esa imprecisión en los términos procede de una incomprensión del funcionamiento de las computadoras: aunque las utilizamos, poco sabemos de ellas y de su funcionamiento. En el siglo XXI, al cada vez más extensivo uso de las computadoras se sumó la cobertura de Internet doméstico y la posibilidad de llevar consigo un dispositivo portátil con conectividad. Este proceso se ha dado en tan poco tiempo que no nos hemos detenido a reflexionar en las modificaciones a que se han visto sujetas nuestras actividades cotidianas, tanto de contacto con los demás como laborales: leer, escribir, investigar, publicar, etc.

Hoy ya no es una opción continuar ignorando el vocabulario computacional, tanto para la vida diaria doméstica como para las tareas académicas. Los medios digitales e Internet han abierto múltiples posibilidades de trabajar, colaborar, investigar, enseñar, aprender, publicar e incluso informar o registrar las calificaciones de los estudiantes.

Una forma de acercarse a ese vocabulario y comprenderlo para su correcto uso son los tutoriales o incluso las enciclopedias. Wikipedia cuenta con un amplio número de entradas, en distintas lenguas, relativas a sistemas operativos, lenguajes de programación, aplicaciones, protocolos, etc. Sin embargo, podría ser interesante acercarnos a ese vocabulario de la mano de la lectura de un texto más amplio que, quizá, permita obtener una comprensión más amplia de los términos y del funcionamiento de elementos que utilizamos cotidianamente. Uno de los recursos que considero tiene justamente esa cualidad es la tesis doctoral de María José Lamarca Lapuente, titulada Hipertexto: el nuevo concepto de documento en la cultura de la imagen, y publicada en el año 2009. Como tesis fue presentada impresa en papel, pero la autora publicó todo su trabajo en un sitio propio, cuya última actualización data de julio de 2018.

El sitio además de mostrar una investigación amplia y consistente, resulta ser una obra de consulta para conocer el vocabulario computacional, pero también para saber cómo funcionan los dispositivos e Internet. El sitio ha sido poco difundido, pero realmente considero que este es un estudio a través del cual, como humanistas, podemos comprender de mejor manera el funcionamiento del mundo digital. De esta manera, estaremos en posibilidad de emprender proyectos en un formato distinto al del papel (libros impresos) o introducir nuevas prácticas académicas entre colegas y para la formación de los estudiantes de esta área de conocimiento. Te invito a leer la introducción del sitio.

Referencia:

Lamarca Lapuente, Hipertexto: el nuevo concepto de documento en la cultura de la imagen. Tesis doctoral. Universidad Complutense de Madrid, 2009.